sábado, 3 de abril de 2010

La campaña Verde

Por estos días varias personas me han preguntado si pertenezco a la campaña del Partido Verde, y sin dudarlo ni un segundo, les he respondido que SÍ.
No tengo salario del Partido, no tengo carnet ni credenciales que me permitan entrar a ninguna oficina en particular, y nadie me ha designado ninguna “misión” en especial. Simplemente, me siento parte del cambio, y por eso apoyo firmemente la candidatura de Antanas Mockus a la presidencia de Colombia, en las elecciones a llevarse a cabo el próximo 30 de mayo en Colombia, y sus representaciones consulares alrededor del mundo. Creo no equivocarme al afirmar que es un sentimiento común por estos días entre los jóvenes colombianos, cosa que me alegra.

Justo hace unos minutos acabo de recibir la noticia de que Antanas le propuso vía escrita a Fajardo ser su fórmula vicepresidencial, y si Fajardo atiende el llamado de la lógica, del candidato Verde, y de muchos de los seguidores de los movimientos hasta ahora en toldas aparte, el lunes próximo (5 de abril) será inscrita la fórmula vicepresidencial que a juicio de muchos -me incluyo-, encarna las posibilidades de cambio que Colombia necesita. Tendríamos una sola tolda, más fuerte -por cuenta se la sinergia- que ayer. A propósito, gran gesto constructor y de nobleza de parte de Fajardo si la respuesta es afirmativa, teniendo en cuenta que Mockus había rechazado una invitación análoga (en sentido inverso) unos meses atrás.

Para despedir esta breve entrada, cargada de positivismo y confianza en el cambio, una reflexión:

Es preciso pasar de los “clicks” y los “like´s” (acciones comunes en el ámbito de las redes sociales, liderado de lejos por Mockus), a las discusiones. Programa en mano, analizar punto por punto… discutir, y si se está convencido, persuadir. Al vecino, al compañero de silla en el bus, al cliente en la fila o en la sala de espera. Cada segundo que pasa es vital, teniendo en cuenta que las elecciones son certámenes que se ganan con votos, y no con “emoticones”.

Hace apenas una hora el número de “fans” de Antanas Mockus en facebook superó los matriculados en las filas uribistas en la misma red social. Se trata de una simple trivia, pero a la que le otorgo una carga metafórica especial, deseando que Mockus sea el próximo sucesor de Uribe, no en facebook; sino en la Casa de Nariño.

Colombia necesita una nueva manera de hacer política, y en mi corta vida, puedo afirmar con total certeza que este es el momento en el que he sentido más vívida la Esperanza: las cosas pueden cambiar para mejorar.

Ojalá el 31 de mayo se dibuje en mi cara una sonrisa inocultable, que me daría mucho ánimo para seguir trabajando por el Cambio. Obviamente, queda mucho trecho por recorrer, e innumerables escenarios pueden darse. A pesar de ello, se siente que las cosas van por buen camino, y espero que siga siendo así.

Un saludo para todos, teñido de Verde.

viernes, 16 de octubre de 2009

Diálogo, periodismo y libertad de opinión



Considero pues oportuno comentar mi percepción acerca del despido de Claudia López (ex-columnista del diario El Tiempo, Colombia), hecho a todas luces indelicado, polémico, y con buenas muestras de intolerancia flagrante por parte de sus anteriores jefes editoriales.

Creo preciso aclarar que el diálogo es siempre una salida (la salida), sobretodo cuando se avecina enfrentamiento, disenso, diferencia. En este caso, es evidente que la opinión de la columnista  difiere sensiblemente de la de los dueños del noticiario; pero a ellos les resultó más fácil silenciar que dialogar. Quizá más fácil, pero no menos costoso.

Pues bien, un resumen de los hechos podría ser el siguiente:

Una columnista de un diario colombiano "de los mas importantes" plantea inquietudes sobre el conflicto de intereses en el que se ven inmiscuidas las directivas y grupos propietarios del periódico, con relación al manejo que se le dió a una noticia de interés nacional. La "elegante" respuesta del periódico es publicar la columna, pero interpretándola como una "carta de renuncia", además aduciendo "falsas, malintencionadas y calumniosas afirmaciones" por parte de la colaboradora en su escrito, quien únicamente hizo un análisis sobre el manejo -inadecuado, aprovechado- de la información por parte del grupo editorial, y su lectura sobre un legítimo conflicto de intereses.

Resultado: a Claudia la "botaron" del periódico sin notificarle personalmente, y lo más grave -o lo más interesante- generando polémica sobre aspectos relacionados con la autocrítica, censura, pluralidad, tolerancia, responsabilidad mediática, y otros tantos que le son pertinentes a un periódico -que claramente ostenta una posición pseudomonopólica en Colombia- en su deber de gestión responsable de la información y contribución (ojalá siempre fuera legítima y transparente) a la configuración de la opinión pública nacional.

Para ponerle nombres propios y coordenadas al asunto, estamos hablando del periódico El Tiempo, de la columna de Claudia López "Reflexiones sobre un escándalo", de la noticia generada por los malos manejos del programa "Agro Ingreso Seguro - AIS" de la Presidencia de la República, y del consecuente conflicto de intereses del periódico, que utilizó la noticia como una plataforma más para hacerle propaganda al lejanamente probable candidato de la U -Santos- (partido político promotor del referendo reeleccionista, o sea, promotor de una eventual campaña de parte de Uribe) -y para información general, socio del periódico-.
La noticia germen de toda esta cadena es el escándalo derivado de las irregularidades presentadas en la entrega de "préstamos no reembolsables" a familias pudientes de la clase alta colombiana, para así  "fortalecer el sector agrícola colombiano".  Por lo menos, así lo sostuvo el Ministro Arias cuando se destapó tremenda olla. Dicha noticia ya tuvo el cubrimiento en medios (tamaño y vergozoso escandalo sobre la gestión pública), hasta tal punto que el presidente Uribe ordenó la realización de un "Consejo Comunal Anticorrupción". Lamentable que las medidas anticorrupción se tomen de forma contestataria y falseada, solo frente a escándalos que tomen dimensiones inmanejables; pero bueno, eso es "harina de otro costal", y en cierta forma, estrategia ya conocida del Sr Uribe.

Por su parte, en redes sociales como FBook van tomando fuerza iniciativas para presionar desde la sociedad civil la devolución de los dineros. Ojala la presión surta efecto (para beneficio REAL del agro colombiano). Alguna ex-reina de belleza -leyó bien, ex-reina... Agricultora?-, ya atendió el llamado a la cordura, y devolvió el dinero al programa.

Lo cierto aquí es que las directivas de El Tiempo "pelaron el cobre" con tremenda salida en falso, que si algo de positivo tiene, es que alerta a la ciudadanía, los lectores, y en general a la opinión pública, sobre el valor de poner en cuestión los asuntos de la realidad que deben ocuparnos, y sobre los que es preciso pensar. También sin duda alerta sobre el estado de la libertad de opinión en Colombia, tal como recientemente lo ha manifestado Mockus (ex-alcalde de Bogotá, posible candidato presidencial), y asunto sobre el que humildemente también tomo posición yo. Sencillamente, preocupante.

Sin duda alguna, Claudia no se quedará sin trabajo (quienes le hemos seguido el paso en su trayectoria como investigadora de la realidad nacional, encontraremos donde leerle, y que quede claro que el periodismo no es su disciplina principal), y para bien, este hecho -su despido- genera interesantes reflexiones acerca de la necesidad de dar los debates, de abrirles paso, y en caso de que los espacios no existan, de hacerles nacer con toda la responsabilidad. Las páginas del periódico hubieran sido buen escenario para darlo, pero no se les antojó así a los dueños, vaya indelicadeza.

La cuestión periodística debe separarse de la cuestión propagandística de la política (especialmente en época de inicio de campaña presidencial), y ese fue el error del diario. Información es diferente a propaganda, y eso lo deben tener claro los medios. Naturalmente, nosotros también.

Palabra corta.

Palabra corta // Esa fuerte preferencia por decirlo.

Por sugerencia de un par de amigos (y por la fuerte incidencia de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestras vidas), he decidido crear este espacio.

Sin pretensiones, se trata simplemente de un lugar en el que de cuando en cuando daré rienda suelta a decir aquello frente a lo cual se me antoja opinar, reseñar, resumir, comentar, interrogar. Lo único que les pido: paciencia con este servidor.

Harán parte de este sitio comentarios sobre lugares, recuerdos, hechos, reflexiones sobre esto y aquello, y para no tomarme demasiadas líneas... (el blog se llama "palabra corta"), prontamente daré paso a la primera incursión.