viernes, 16 de octubre de 2009

Diálogo, periodismo y libertad de opinión



Considero pues oportuno comentar mi percepción acerca del despido de Claudia López (ex-columnista del diario El Tiempo, Colombia), hecho a todas luces indelicado, polémico, y con buenas muestras de intolerancia flagrante por parte de sus anteriores jefes editoriales.

Creo preciso aclarar que el diálogo es siempre una salida (la salida), sobretodo cuando se avecina enfrentamiento, disenso, diferencia. En este caso, es evidente que la opinión de la columnista  difiere sensiblemente de la de los dueños del noticiario; pero a ellos les resultó más fácil silenciar que dialogar. Quizá más fácil, pero no menos costoso.

Pues bien, un resumen de los hechos podría ser el siguiente:

Una columnista de un diario colombiano "de los mas importantes" plantea inquietudes sobre el conflicto de intereses en el que se ven inmiscuidas las directivas y grupos propietarios del periódico, con relación al manejo que se le dió a una noticia de interés nacional. La "elegante" respuesta del periódico es publicar la columna, pero interpretándola como una "carta de renuncia", además aduciendo "falsas, malintencionadas y calumniosas afirmaciones" por parte de la colaboradora en su escrito, quien únicamente hizo un análisis sobre el manejo -inadecuado, aprovechado- de la información por parte del grupo editorial, y su lectura sobre un legítimo conflicto de intereses.

Resultado: a Claudia la "botaron" del periódico sin notificarle personalmente, y lo más grave -o lo más interesante- generando polémica sobre aspectos relacionados con la autocrítica, censura, pluralidad, tolerancia, responsabilidad mediática, y otros tantos que le son pertinentes a un periódico -que claramente ostenta una posición pseudomonopólica en Colombia- en su deber de gestión responsable de la información y contribución (ojalá siempre fuera legítima y transparente) a la configuración de la opinión pública nacional.

Para ponerle nombres propios y coordenadas al asunto, estamos hablando del periódico El Tiempo, de la columna de Claudia López "Reflexiones sobre un escándalo", de la noticia generada por los malos manejos del programa "Agro Ingreso Seguro - AIS" de la Presidencia de la República, y del consecuente conflicto de intereses del periódico, que utilizó la noticia como una plataforma más para hacerle propaganda al lejanamente probable candidato de la U -Santos- (partido político promotor del referendo reeleccionista, o sea, promotor de una eventual campaña de parte de Uribe) -y para información general, socio del periódico-.
La noticia germen de toda esta cadena es el escándalo derivado de las irregularidades presentadas en la entrega de "préstamos no reembolsables" a familias pudientes de la clase alta colombiana, para así  "fortalecer el sector agrícola colombiano".  Por lo menos, así lo sostuvo el Ministro Arias cuando se destapó tremenda olla. Dicha noticia ya tuvo el cubrimiento en medios (tamaño y vergozoso escandalo sobre la gestión pública), hasta tal punto que el presidente Uribe ordenó la realización de un "Consejo Comunal Anticorrupción". Lamentable que las medidas anticorrupción se tomen de forma contestataria y falseada, solo frente a escándalos que tomen dimensiones inmanejables; pero bueno, eso es "harina de otro costal", y en cierta forma, estrategia ya conocida del Sr Uribe.

Por su parte, en redes sociales como FBook van tomando fuerza iniciativas para presionar desde la sociedad civil la devolución de los dineros. Ojala la presión surta efecto (para beneficio REAL del agro colombiano). Alguna ex-reina de belleza -leyó bien, ex-reina... Agricultora?-, ya atendió el llamado a la cordura, y devolvió el dinero al programa.

Lo cierto aquí es que las directivas de El Tiempo "pelaron el cobre" con tremenda salida en falso, que si algo de positivo tiene, es que alerta a la ciudadanía, los lectores, y en general a la opinión pública, sobre el valor de poner en cuestión los asuntos de la realidad que deben ocuparnos, y sobre los que es preciso pensar. También sin duda alerta sobre el estado de la libertad de opinión en Colombia, tal como recientemente lo ha manifestado Mockus (ex-alcalde de Bogotá, posible candidato presidencial), y asunto sobre el que humildemente también tomo posición yo. Sencillamente, preocupante.

Sin duda alguna, Claudia no se quedará sin trabajo (quienes le hemos seguido el paso en su trayectoria como investigadora de la realidad nacional, encontraremos donde leerle, y que quede claro que el periodismo no es su disciplina principal), y para bien, este hecho -su despido- genera interesantes reflexiones acerca de la necesidad de dar los debates, de abrirles paso, y en caso de que los espacios no existan, de hacerles nacer con toda la responsabilidad. Las páginas del periódico hubieran sido buen escenario para darlo, pero no se les antojó así a los dueños, vaya indelicadeza.

La cuestión periodística debe separarse de la cuestión propagandística de la política (especialmente en época de inicio de campaña presidencial), y ese fue el error del diario. Información es diferente a propaganda, y eso lo deben tener claro los medios. Naturalmente, nosotros también.

Palabra corta.

Palabra corta // Esa fuerte preferencia por decirlo.

Por sugerencia de un par de amigos (y por la fuerte incidencia de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestras vidas), he decidido crear este espacio.

Sin pretensiones, se trata simplemente de un lugar en el que de cuando en cuando daré rienda suelta a decir aquello frente a lo cual se me antoja opinar, reseñar, resumir, comentar, interrogar. Lo único que les pido: paciencia con este servidor.

Harán parte de este sitio comentarios sobre lugares, recuerdos, hechos, reflexiones sobre esto y aquello, y para no tomarme demasiadas líneas... (el blog se llama "palabra corta"), prontamente daré paso a la primera incursión.